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Para mantener un rendimiento óptimo y prevenir lesiones, es crucial reconocer las 5 señales principales que indican que necesitas cambiar tus zapatillas de correr, asegurando que tu calzado siempre te brinde el soporte y la amortiguación adecuados.


Si eres un entusiasta del running, sabes que tus zapatillas son tu herramienta más importante. Pero, ¿sabes cuándo es el momento adecuado para decirles adiós? Conocer las 5 señales de que necesitas cambiar tus zapatillas de correr no solo es vital para tu rendimiento, sino también para prevenir lesiones y mantener la comodidad en cada zancada. No subestimes la importancia de un buen calzado; tus pies y articulaciones te lo agradecerán.

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La vida útil de tus zapatillas: más allá de los kilómetros

Entender la longevidad de tus zapatillas de correr es más complejo que simplemente contar kilómetros. Si bien la regla general de 500 a 800 kilómetros es un buen punto de partida, factores como tu peso corporal, estilo de carrera, el tipo de terreno y la frecuencia de uso influyen significativamente en su desgaste. No todas las zapatillas se construyen igual, y no todos los corredores las utilizan de la misma manera. Es fundamental adoptar una perspectiva más holística para evaluar su estado real.

Cada vez que sales a correr, tus zapatillas absorben impactos considerables. La espuma de la entresuela, diseñada para proporcionar amortiguación y retorno de energía, se comprime y pierde gradualmente su capacidad de recuperación. Este proceso es inevitable y afecta directamente la protección que tus pies y articulaciones reciben. Ignorar estas señales puede llevar a una serie de problemas que van desde molestias leves hasta lesiones graves que podrían marginarte de tu actividad favorita.

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Factores que acortan la vida de tus zapatillas

  • Peso corporal: Corredores más pesados ejercen mayor presión sobre el calzado, acelerando el desgaste.
  • Estilo de carrera: Una pisada más agresiva o un impacto más fuerte pueden reducir la durabilidad.
  • Terreno: Correr en superficies duras como el asfalto desgasta las zapatillas más rápido que en senderos o pistas.
  • Frecuencia: Usar el mismo par de zapatillas todos los días sin permitir que la espuma se recupere.

Considerar estos elementos te permitirá tener una estimación más precisa de cuándo tus zapatillas están llegando al final de su ciclo de vida útil. La observación constante y la atención a cómo se sienten tus pies durante y después de correr son tus mejores herramientas para tomar una decisión informada. No se trata solo de la apariencia, sino de la funcionalidad interna que no siempre es visible a simple vista.

El material de la parte superior también juega un papel importante. Aunque la suela y la entresuela son cruciales para la amortiguación, la malla y los refuerzos de la parte superior proporcionan sujeción y estabilidad. Si estos componentes se estiran o se rompen, la zapatilla pierde su capacidad para mantener el pie en su lugar, lo que puede provocar rozaduras, ampollas o incluso un mayor riesgo de torceduras. Prestar atención a todos los aspectos de tus zapatillas te ayudará a prolongar su uso seguro y efectivo.

Señal 1: Desgaste visible de la suela exterior

El desgaste de la suela exterior es a menudo la señal más obvia y visual de que tus zapatillas de correr necesitan un reemplazo. La suela exterior es la capa de goma en la parte inferior de la zapatilla que entra en contacto directo con el suelo. Su función principal es proporcionar tracción y durabilidad, protegiendo la entresuela de la abrasión. A medida que corres, esta goma se frota contra la superficie, y con el tiempo, las prominencias y patrones diseñados para el agarre comienzan a desaparecer.

Observa detenidamente la parte inferior de tus zapatillas. ¿Los tacos o dibujos están lisos en ciertas áreas? ¿Hay zonas donde la goma se ha desgastado por completo, revelando la entresuela de espuma inferior? Este tipo de desgaste es una clara indicación de que la tracción de tus zapatillas se ha comprometido. Correr con una tracción reducida no solo aumenta el riesgo de resbalones y caídas, especialmente en superficies mojadas o irregulares, sino que también puede alterar tu pisada natural, forzando músculos y articulaciones de maneras no saludables.

Identificando patrones de desgaste específicos

  • Desgaste en el talón exterior: Común en corredores con pisada supinadora o pronadora leve.
  • Desgaste en la parte delantera (dedos): Frecuente en corredores que impulsan con los dedos o tienen una pisada pronadora.
  • Desgaste uniforme: Raro, pero indica una pisada neutra y eficiente.

El patrón de desgaste también puede darte pistas sobre tu tipo de pisada y si necesitas un calzado con características específicas, como mayor estabilidad o amortiguación. Un desgaste asimétrico o excesivo en un lado puede indicar un desequilibrio en tu forma de correr, que tus zapatillas ya no pueden compensar adecuadamente. Es crucial no solo ver el desgaste, sino también interpretar lo que significa para tu biomecánica. Una suela gastada no solo reduce el agarre, sino que también puede alterar la forma en que el pie golpea el suelo, distribuyendo el impacto de manera desigual.

Suela de zapatilla de correr con desgaste irregular y amortiguación comprimida.

Además de la pérdida de tracción, el desgaste de la suela exterior expone la entresuela a un daño más rápido. Una vez que la goma protectora se ha ido, la espuma de la entresuela, que es más blanda, comienza a erosionarse. Esto acelera la pérdida de amortiguación y estabilidad, comprometiendo la función principal de la zapatilla. Por lo tanto, el desgaste visible de la suela no es solo un problema estético, sino un indicador crítico de que la integridad estructural y funcional de tus zapatillas está comprometida y que es hora de buscar un nuevo par.

La inspección regular de la suela es una práctica sencilla pero efectiva para prolongar la vida útil segura de tus zapatillas de correr. Al identificar el desgaste temprano, puedes planificar tu próxima compra y evitar correr con un calzado que ya no te ofrece la protección necesaria. No esperes a que la suela esté completamente lisa o agujereada; un desgaste significativo es suficiente para considerar un cambio.

Señal 2: Pérdida de amortiguación y soporte

La amortiguación es el corazón de cualquier zapatilla de correr, y su degradación es una de las 5 señales de que necesitas cambiar tus zapatillas de correr más importantes, aunque no siempre la más visible. La entresuela, generalmente hecha de espuma EVA o TPU, es la encargada de absorber el impacto de cada zancada y proporcionar un retorno de energía. Con el tiempo y el uso, esta espuma se comprime y pierde su elasticidad original, volviéndose más dura y menos reactiva. Esto se traduce en una menor protección para tus articulaciones y una sensación de carrera menos placentera.

Puedes notar esta pérdida de amortiguación de varias maneras. Una de las más comunes es sentir que tus zapatillas se sienten “planas” o “muertas”. Ya no tienen ese rebote característico que sentías al principio. Al presionar la entresuela con el pulgar, podrías notar que no recupera su forma tan rápidamente como solía hacerlo, o que ciertas áreas se sienten más blandas y desgastadas que otras. Esta compresión permanente es una clara señal de que la espuma ha perdido su estructura y su capacidad de absorber impactos.

Cómo evaluar la amortiguación

  • Prueba de compresión: Presiona la entresuela; si no rebota, está gastada.
  • Sensación al correr: Si sientes el suelo más de lo normal o tienes menos energía en el rebote.
  • Comparación: Prueba un par nuevo y compara la sensación con tus zapatillas actuales.

La pérdida de soporte es igualmente crítica. Las zapatillas de correr están diseñadas para guiar tu pie a través del ciclo de la pisada y proporcionar estabilidad. Elementos como los contrafuertes del talón, los refuerzos laterales y la forma general de la zapatilla contribuyen a este soporte. Cuando estos componentes se debilitan o se deforman, tu pie puede comenzar a moverse excesivamente dentro de la zapatilla, lo que puede llevar a una pisada ineficiente y aumentar el riesgo de lesiones como esguinces de tobillo o fascitis plantar.

Un buen método para verificar el soporte es colocar tus zapatillas en una superficie plana y observarlas desde atrás. Si ves que están inclinadas hacia adentro o hacia afuera, o si el talón está visiblemente torcido, es una señal de que han perdido su integridad estructural. La parte superior de la zapatilla también puede estirarse o ceder, permitiendo que el pie se deslice o se mueva más de lo debido. Esto no solo genera incomodidad, sino que también reduce la eficacia de la zapatilla para protegerte.

Correr con zapatillas que han perdido su amortiguación y soporte es similar a conducir un coche con amortiguadores gastados. Cada impacto se transmite más directamente a tu cuerpo, aumentando la carga sobre tus rodillas, caderas y espalda. A largo plazo, esto puede derivar en dolores crónicos o lesiones por sobrecarga. Por lo tanto, prestar atención a la sensación de tus pies y a la respuesta de tus zapatillas es fundamental para mantener una carrera saludable y disfrutar de cada kilómetro.

Señal 3: Dolores y molestias inexplicables

Uno de los indicadores más personales y a menudo ignorados de que es hora de cambiar tus zapatillas de correr es la aparición de dolores y molestias inexplicables. Si de repente empiezas a sentir dolor en las rodillas, las caderas, la espalda baja, las espinillas o incluso en los pies, y no hay otra causa obvia (como un aumento repentino en el volumen de entrenamiento o un cambio en la superficie), tus zapatillas podrían ser las culpables. Esta es una de las 5 señales de que necesitas cambiar tus zapatillas de correr que tu propio cuerpo te está enviando.

Cuando la amortiguación y el soporte de tus zapatillas se deterioran, ya no pueden absorber eficazmente los impactos ni guiar tu pie de forma adecuada. Esto obliga a tus músculos, tendones y articulaciones a trabajar más duro para compensar la falta de protección. El esfuerzo adicional puede provocar inflamación, fatiga muscular y, eventualmente, lesiones por estrés repetitivo. A menudo, estos dolores comienzan siendo leves y se intensifican con el tiempo a medida que continúas corriendo con calzado inadecuado.

Dolores comunes asociados a zapatillas gastadas

  • Dolor de rodilla: Especialmente en la parte exterior o debajo de la rótula.
  • Fascitis plantar: Dolor agudo en la planta del pie, cerca del talón.
  • Periostitis tibial (dolor de espinillas): Inflamación del tejido que recubre el hueso de la tibia.
  • Dolor en la cadera o espalda baja: Debido a una alineación corporal comprometida.

Es importante diferenciar entre la fatiga muscular normal después de un entrenamiento intenso y un dolor persistente o agudo que aparece regularmente. Si el dolor se presenta consistentemente después de tus carreras, o si sientes que tus pies están más magullados o cansados de lo habitual, es una fuerte indicación de que tus zapatillas ya no están haciendo su trabajo. No ignores estas señales; tu cuerpo es un sistema complejo que te alerta cuando algo no está funcionando correctamente.

Muchas lesiones relacionadas con el running, como la tendinitis de Aquiles, el síndrome de la banda iliotibial o las fracturas por estrés, pueden ser exacerbadas o incluso causadas por el uso prolongado de zapatillas desgastadas. La falta de amortiguación significa que cada impacto es más severo, y la pérdida de soporte puede llevar a una pronación o supinación excesiva, desalineando la pierna y ejerciendo una presión indebida sobre las articulaciones. Es un ciclo vicioso que solo se rompe reemplazando el calzado.

Si has descartado otras posibles causas para tus dolores y la aparición coincide con un período en el que tus zapatillas ya tienen muchos kilómetros, considera seriamente la posibilidad de que sean el problema. Invertir en un nuevo par de zapatillas es una inversión en tu salud y en tu capacidad para seguir disfrutando del running sin dolor. Escucha a tu cuerpo; es tu mejor consejero.

Señal 4: La parte superior está dañada o estirada

Aunque la suela y la entresuela son cruciales, la parte superior de tus zapatillas de correr también desempeña un papel fundamental en el soporte y la comodidad. Un daño visible o un estiramiento excesivo en la parte superior es una de las 5 señales de que necesitas cambiar tus zapatillas de correr que no debes pasar por alto. La malla, los revestimientos y los refuerzos de la parte superior están diseñados para mantener el pie seguro y estable dentro de la zapatilla, evitando movimientos innecesarios que pueden provocar rozaduras, ampollas o incluso una mala alineación del pie.

Examina la parte superior de tus zapatillas en busca de desgarros, agujeros, costuras rotas o áreas donde el material se ha estirado y ya no proporciona una sujeción firme. Los agujeros en la malla, especialmente en la zona de los dedos o donde el pie flexiona, no solo son antiestéticos, sino que también comprometen la integridad estructural de la zapatilla. Un material estirado o deformado significa que el pie tiene demasiado espacio para moverse, lo que puede llevar a una pisada inestable y a la fricción.

Tipos de daños en la parte superior

  • Agujeros o desgarros: Especialmente en la malla, indican debilidad del material.
  • Costuras rotas: Comprometen la estructura y el ajuste de la zapatilla.
  • Estiramiento excesivo: La zapatilla pierde su capacidad para sujetar el pie firmemente.
  • Deformación del talón: El contrafuerte del talón se vuelve blando o se rompe.

El contrafuerte del talón, la estructura rígida que rodea tu talón, es vital para mantener el pie en su lugar y prevenir el deslizamiento. Si este se ha ablandado, deformado o roto, tus zapatillas ya no pueden ofrecer la estabilidad necesaria. Un talón inestable puede provocar que el pie se mueva excesivamente, aumentando el riesgo de ampollas y de que el tobillo se tuerza. Además, una parte superior comprometida puede permitir la entrada de suciedad y escombros, lo que agrava la incomodidad durante la carrera.

Corredor estirando, con énfasis en el calzado y posible incomodidad por zapatillas antiguas.

Incluso si la suela y la entresuela parecen estar en buen estado, un daño significativo en la parte superior es motivo suficiente para considerar un reemplazo. La seguridad y el confort de tu pie dependen de la integridad de todos los componentes de la zapatilla. Correr con una parte superior dañada no solo es incómodo, sino que también puede ser peligroso, ya que tu pie no estará correctamente sujeto, lo que afecta tu biomecánica general y potencialmente te expone a lesiones.

Revisar periódicamente la parte superior de tus zapatillas te ayudará a identificar estos problemas a tiempo. No se trata solo de la estética; se trata de la funcionalidad y la protección que la zapatilla te ofrece. Si notas cualquier señal de deterioro significativo en la parte superior, es una clara indicación de que tus zapatillas han cumplido su ciclo y es momento de buscar un nuevo par que te brinde el soporte adecuado.

Señal 5: Sensación general de incomodidad o falta de respuesta

La señal final, y quizás la más subjetiva pero igualmente importante, es una sensación general de incomodidad o falta de respuesta por parte de tus zapatillas. Esta es a menudo la culminación de las otras 5 señales de que necesitas cambiar tus zapatillas de correr, manifestándose como una experiencia de carrera menos placentera y efectiva. Si tus zapatillas, que antes se sentían como una extensión de tus pies, ahora se sienten pesadas, rígidas o simplemente “mal”, es una clara indicación de que han perdido sus propiedades originales.

Esta sensación de incomodidad puede manifestarse de diversas formas. Quizás notes que tus pies se cansan más rápidamente, o que la zapatilla ya no te proporciona ese “empuje” o “rebote” que solías sentir. Puede que sientas que la amortiguación es insuficiente, haciendo que cada impacto sea más duro, o que la zapatilla ya no se adapta bien a la forma de tu pie, causando puntos de presión o rozaduras que antes no existían. La falta de respuesta se refiere a cuando la zapatilla no devuelve la energía de manera eficiente, haciéndote sentir que tienes que esforzarte más para mantener el mismo ritmo.

Indicadores de incomodidad y falta de respuesta

  • Pies más cansados: Después de carreras que antes no te fatigaban tanto.
  • Falta de rebote: La zapatilla no te impulsa como antes.
  • Puntos de presión: Áreas de roce o dolor que antes no existían.
  • Rigidez: La zapatilla se siente menos flexible y adaptativa.

La razón detrás de esta sensación es que los materiales de la zapatilla, especialmente la entresuela y la plantilla, se han degradado. La espuma de la entresuela ha perdido su capacidad de absorber y disipar la energía, mientras que la plantilla puede haberse compactado o deformado, ofreciendo menos soporte y confort. Incluso los materiales de la parte superior pueden haberse endurecido o estirado de manera irregular, alterando el ajuste y la sensación general.

Es importante confiar en tu instinto y en lo que te dicen tus pies. Si la idea de ponerte tus zapatillas para correr ya no te genera la misma confianza o entusiasmo, y sientes una resistencia interna a usarlas, es una señal poderosa. Tus zapatillas deben hacer que correr se sienta bien, no que sea una tarea ardua o dolorosa. La incomodidad no solo afecta tu disfrute, sino que también puede influir en tu motivación y en tu rendimiento general.

No esperes a que el dolor se vuelva crónico o a que ocurra una lesión grave. Si tus zapatillas ya no te brindan la comodidad y el soporte que necesitas, incluso si no presentan un desgaste visible extremo, es hora de considerarlas retiradas. Una experiencia de carrera cómoda y sin dolor es fundamental para mantener la consistencia y el progreso en tu entrenamiento, y eso comienza con el calzado adecuado.

Cuándo es el momento adecuado para comprar nuevas zapatillas

Determinar el momento exacto para comprar nuevas zapatillas de correr es una combinación de observar las señales de desgaste, escuchar a tu cuerpo y, en cierta medida, llevar un registro. No existe una fecha de caducidad universal, pero al integrar los puntos clave que hemos discutido, puedes tomar una decisión informada. El objetivo no es solo reemplazar el calzado cuando está completamente destrozado, sino hacerlo de manera proactiva para mantener la protección y el rendimiento.

Idealmente, deberías empezar a buscar un nuevo par de zapatillas antes de que tus actuales estén completamente agotadas. Esto te permite tener tiempo para investigar, probar diferentes modelos y asegurarte de que el nuevo calzado se adapte perfectamente a tus necesidades. Una buena estrategia es tener un par de zapatillas de “transición”, donde las viejas se usan para entrenamientos más ligeros o caminatas, mientras que las nuevas se introducen gradualmente en tus carreras regulares.

Estrategias para la compra de nuevas zapatillas

  • Rotación de zapatillas: Tener 2-3 pares que se usan alternativamente prolonga la vida de cada uno.
  • Registro de kilómetros: Usa una aplicación o diario para monitorear el kilometraje de cada par.
  • Tiendas especializadas: Visita tiendas con análisis de pisada para encontrar el ajuste perfecto.

Llevar un registro del kilometraje de tus zapatillas es una de las herramientas más efectivas. Si bien la regla de 500-800 kilómetros es una guía, es importante recordar que es solo eso: una guía. Algunos corredores pueden extender ese rango, mientras que otros, debido a su peso o estilo de pisada, pueden necesitar un reemplazo antes. Una vez que te acerques al límite superior de ese rango, comienza a prestar una atención aún mayor a las 5 señales de que necesitas cambiar tus zapatillas de correr.

Considera también tu calendario de entrenamiento. Si tienes una carrera importante en el horizonte, no es aconsejable estrenar zapatillas nuevas el día de la competición. Lo ideal es haberlas usado durante al menos unas semanas para asegurarte de que están bien adaptadas a tus pies y no te causarán ampollas o molestias inesperadas. Planificar la compra con antelación te da la tranquilidad de que estarás bien equipado para tus desafíos.

Finalmente, no subestimes el valor de la inversión en un buen par de zapatillas. Aunque el precio pueda parecer elevado, el coste de una lesión por usar calzado inadecuado es mucho mayor, tanto en términos de dolor como de tiempo de recuperación. Tus zapatillas son una inversión en tu salud, tu rendimiento y tu disfrute del running. Estar atento a las señales y reemplazar tus zapatillas en el momento adecuado es una de las mejores decisiones que puedes tomar como corredor.

Mantenimiento para prolongar la vida útil

Aunque el reemplazo de zapatillas es inevitable, un mantenimiento adecuado puede ayudar a prolongar su vida útil y asegurar que te brinden el máximo rendimiento durante el mayor tiempo posible. Cuidar tus zapatillas de correr no solo significa limpiarlas, sino también adoptar hábitos que reduzcan el desgaste prematuro. Esta es una parte fundamental para entender las 5 señales de que necesitas cambiar tus zapatillas de correr y cómo retrasarlas.

Uno de los consejos más importantes es permitir que tus zapatillas se sequen completamente entre usos. La humedad, ya sea por sudor o por lluvia, puede degradar los materiales de la entresuela y la parte superior con el tiempo. Si corres con frecuencia, considera tener dos pares de zapatillas y rotarlos. Esto permite que la espuma de la entresuela se recupere completamente de la compresión y que la humedad se evapore, lo que prolonga la vida útil de ambos pares.

Consejos clave de mantenimiento

  • Secado adecuado: Retira las plantillas y déjalas secar al aire libre, lejos de fuentes de calor directo.
  • Limpieza suave: Usa un cepillo suave y agua fría con jabón neutro para limpiar la suciedad, evita la lavadora.
  • Almacenamiento: Guarda las zapatillas en un lugar fresco y seco, lejos de la luz solar directa.
  • Uso exclusivo: Utiliza tus zapatillas de correr solo para correr, no para otras actividades diarias.

Evita lavar tus zapatillas en la lavadora o secarlas en la secadora. El calor excesivo y la agitación pueden dañar los adhesivos, deformar los materiales y degradar la espuma de la entresuela. En su lugar, límpialas a mano con un cepillo suave, agua fría y un poco de jabón neutro. Retira la plantilla y los cordones para una limpieza más profunda y déjalas secar al aire libre, rellenándolas con papel de periódico para absorber la humedad y mantener su forma.

Otro aspecto crucial es usar tus zapatillas de correr exclusivamente para correr. Resistir la tentación de usarlas para hacer recados, ir al gimnasio o simplemente como calzado casual puede marcar una gran diferencia. Cada paso que das en ellas contribuye al desgaste de la amortiguación y la suela, por lo que reservarlas para su propósito principal maximizará su vida útil efectiva para el running.

Aunque el mantenimiento no puede detener el proceso natural de desgaste de los materiales, puede ralentizarlo significativamente. Al cuidar tus zapatillas, no solo las mantendrás en mejor estado estético, sino que también asegurarás que sigan proporcionándote el soporte, la amortiguación y la protección que necesitas para correr de forma segura y cómoda. Considera el mantenimiento como una extensión de tu inversión en tu equipo de running.

Señal Descripción Breve
Desgaste de la suela Patrones de la goma lisos o entresuela expuesta; pérdida de tracción.
Pérdida de amortiguación Sensación de zapatillas ‘planas’ o ‘muertas’; espuma de entresuela comprimida.
Dolores inexplicables Aparición de dolor en rodillas, caderas, espalda o pies sin causa aparente.
Parte superior dañada Agujeros, desgarros, rotura de costuras o estiramiento excesivo del tejido.

Preguntas frecuentes sobre el cambio de zapatillas

¿Cuántos kilómetros duran las zapatillas de correr en promedio?

La duración promedio de las zapatillas de correr oscila entre 500 y 800 kilómetros. Sin embargo, este rango puede variar significativamente según el peso del corredor, el tipo de terreno, el estilo de pisada y la calidad de la zapatilla. Es crucial observar las señales de desgaste individualmente.

¿Cómo puedo saber si la amortiguación de mis zapatillas está gastada?

Puedes sentir que las zapatillas se sienten más duras o ‘planas’, sin el rebote original. Al presionar la entresuela con el pulgar, si no recupera su forma rápidamente o si notas áreas más blandas, es una señal de que la amortiguación está comprometida.

¿Es normal sentir dolor en las rodillas por zapatillas viejas?

Sí, es muy común. La pérdida de amortiguación y soporte en zapatillas gastadas puede llevar a una mayor tensión en las articulaciones, incluyendo las rodillas. Si experimentas dolores inexplicables en rodillas, caderas o espalda, tus zapatillas podrían ser la causa principal.

¿Puedo prolongar la vida útil de mis zapatillas de correr?

Sí, con un mantenimiento adecuado. Permite que se sequen completamente entre usos, límpialas a mano y evita la lavadora y secadora. Además, usarlas exclusivamente para correr y rotarlas con otro par puede ayudar a extender su funcionalidad.

¿Qué debo hacer con mis zapatillas viejas?

Una vez que tus zapatillas ya no son aptas para correr, puedes reutilizarlas para caminar, hacer tareas del hogar o jardinería. También existen programas de reciclaje en algunas tiendas deportivas que les dan una segunda vida a los materiales.

Conclusión: Escucha a tus pies y a tus zapatillas

En el mundo del running, donde cada paso cuenta, la salud y el rendimiento de tus pies dependen en gran medida de un buen calzado. Identificar las 5 señales de que necesitas cambiar tus zapatillas de correr no es solo una recomendación, sino una práctica esencial para cualquier corredor serio. Desde el desgaste visible de la suela hasta esos dolores inexplicables que aparecen después de cada sesión, tu cuerpo y tus zapatillas te están enviando mensajes claros. Ignorarlos puede llevar a lesiones frustrantes y a una experiencia de carrera menos placentera. Recuerda que invertir en un par de zapatillas nuevas y adecuadas es invertir en tu bienestar, en tu capacidad para seguir disfrutando del deporte y en mantener tu progresión. Presta atención, sé proactivo y asegúrate de que tus pies siempre cuenten con el soporte y la amortiguación que merecen.

Maria Eduarda

Estudiante de periodismo y apasionada por la comunicación, tiene 1 año y 3 meses de experiencia como becaria de contenidos, produciendo textos creativos e informativos sobre moda y decoración. Con gran atención al detalle y un enfoque en el lector, escribe con facilidad y claridad para ayudar al público a tomar decisiones más informadas en su día a día.